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lunes, 31 de octubre de 2011

DEVORADOS POR LA DESNUTRICION

JOCOTÁN, Guatemala, 16 oct (IPS) - La ambulancia se detiene al borde de la carretera, justo donde parte el camino empinado y pedregoso que conduce a la aldea Shumpá, perdida en el interior de Guatemala. Sus ocupantes intentan salvar la vida de una niña de apenas dos años con desnutrición severa.
Celi Aldana es parte de la mitad de las niñas y niños guatemaltecos menores de cinco años que padecen desnutrición crónica, lo cual pone en peligro su desarrollo físico e intelectual y, por tanto, compromete el futuro de este país, que es el peor alimentado de América Latina pese a no ser el más pobre. 

El vehículo sanitario que va en su socorro, una donación japonesa, proviene del municipio de Camotán, de mayoría indígena chorti’, en el oriental departamento de Chiquimula. 

María Santos, vecina de la aldea capacitada como supervisora por la Oficina Nacional de la Mujer en Camotán, baja de la ambulancia y marcha hacia la última de las casas, situada en la cima de una colina. Sabía que Celi, una de las 11 hijas e hijos de Cornelia Gutiérrez, de 42 años, muestra síntomas de desnutrición. 

Celi se encuentra inexpresiva al cuidado de su hermana Elisa, de siete años. Con ellos también está Bibiano, de tres años, cubierto de barro. Dentro de la casa de adobe y sin servicio de energía eléctrica, Cornelia se ocupa de su undécimo hijo, nacido nueve días atrás. 

Dos vacas, pollos y una cerda con sus crías, que la familia produce para vender, se mezclan con los niños y con perros famélicos en el patio de la vivienda. 

Preocupada por el estado de Celi, su madre afirmó que era la primera vez que "un patojito (niño) se le ponía así". "Ya tiene tres meses de estar mal, pero la última vez que fui al centro de salud de Camotán, la doctora sólo me dijo que teníamos muchos hijos y que por eso estaban desnutridos". 

Santos explica a la madre que la ambulancia está esperando y la insta a dejar trasladar a Celi hasta el centro de recuperación nutricional de Jocotán, un municipio anejo a Camotán. Pero Cornelia le responde que debe esperar el permiso de su marido, quien está afuera recolectando maíz. 

Pasadas las cinco de la tarde de ese día, el miércoles pasado, ante la tardanza del esposo, Santos tuvo que retirarse para atender a sus seis hijos, prometiendo regresar a la mañana siguiente. 

La ambulancia volvió así a la municipalidad de Camotán sin poder cumplir con la misión. Al día siguiente tampoco se logró, porque el padre de Celi no permitió que la llevaran al centro de salud. 

No se trata de un caso único. Juan Manuel Mejía, único médico del centro de recuperación nutricional del Ministerio de Salud en Jocotán, dijo a IPS que la mayoría de las madres no podían dejar su casa, su marido y al resto de sus hijos para ocuparse de uno de ellos enfermo. 


Además, el machismo imperante no permite que la mujer tome decisiones autónomas como en el caso de Cornelia y su hija desnutrida. 

Según Mejía, el machismo se observa también a la hora de comer: "primero lo hace el padre, que vuelve cansado de trabajar, luego los niños y por último las niñas y la madre". 

No obstante, el centro estatal no está vacío. Hasta agosto había atendido 159 casos de desnutrición aguda, una cantidad que hace presumir se supere los 197 ingresos de 2005.
 

VEAMOS LA CONTINUACIÓN DE ESTE CASO ,,,,, EN EL SIGUIENTE BLOG....

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