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lunes, 31 de octubre de 2011

DEVORADOS POR LA DESNUTRICIÓN 2

En el hospital infantil Belén, que administra la parroquia de Jocotán, se atendieron también 214 personas en esta situación extrema el año pasado, pero al menos tres de ellas murieron, explicaron a IPS en el lugar.

Aunque las estadísticas todavía están en proceso de elaboración, se sabe que cada año fallecen silenciosamente varios niños por culpa de una nutrición insuficiente.

La situación de desnutrición que afrontan muchos habitantes de Chiquimula se catapultó en 2002, cuando se desató una grave crisis alimentaria que agudizó el drama. En localidades de los municipios de Camotán y Jocotán se llegó a contar hasta 25 por ciento de los niños y niñas con este padecimiento, cuando el parámetro internacional pone el límite de alto riesgo en 10 por ciento.

La depresión de los precios internacionales del café, que hicieron caer las exportaciones guatemaltecas en 2001, la sequía, la baja calidad de los suelos y la ya frágil economía campesina, fueron las causas de la emergencia, según el informe titulado Florecer en la Adversidad, elaborado en 2002 por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

La severa sequía que afectó la zona oriental del país y la merma en la producción de café hicieron que se perdieran casi 190.000 empleos respecto de 2000, según el departamento de comercialización de Anacafe, la principal firma exportadora de Guatemala.

El informe de Unicef indica que las exportaciones de café en 2001 sumaron 304,5 millones de dólares, 46,7 por ciento menos que un año atrás, debido a que los precios del grano bajaron de 90,60 dólares por quintal a 56,80 dólares en el lapso estudiado.

De ese modo, la crisis del café, la principal fuente laboral en el campo de Guatemala, trajo consigo no sólo la reducción del empleo sino bajas de salarios.

El Banco de Guatemala ubicó el valor de las exportaciones el año pasado en 3.242 millones de dólares, mientras que las ventas de café totalizaron 354 millones de dólares. Guatemala tenía en 2004 una población activa de casi cinco millones de personas, 1,9 millones de ellas son indígenas y 834,486 son niños y adolescentes.

La agricultura concentra al mayor número de población activa, con 38,3 por ciento, seguido del comercio, con 23 por ciento, y la industria con 13,6 por ciento en este país que tiene al menos 1,2 millones de nacionales residiendo en el exterior.

La debacle económica y productiva llevó a la disminución en el consumo de alimentos y en consecuencia a un aumento en la mortalidad por desnutrición, sobre todo en los menores de cinco años.

En 2002, se comprobó que 49,3 por ciento de los niños menores de cinco años padecían desnutrición crónica (retardo en el crecimiento por edad), según el Índice de Desarrollo Humano elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

La desnutrición alcanza a 69,5 por ciento de los niños y niñas entre la población indígena, que representa 40 por ciento de los 12 millones de guatemaltecos, según censos oficiales.

Unicef no duda en afirmar que Guatemala muestra los peores indicadores de desnutrición de América, pese a no ser el país más empobrecido. Supera incluso el promedio de África, de 35,2 por ciento de su población, y de Asia, de 29,6 por ciento.

A ello debemos sumar la desnutrición de las mujeres que repercute en el bajo peso de los bebés al nacer. La agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas señala que más de 25 por ciento de las madres han padecido este mal de modo crónico y 22,1 por ciento de las gestantes sufren de anemia.

Es que 56 por ciento de la población guatemalteca vive en la pobreza, 15,7 por ciento de la cual es indigente, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística.

Manuel Manrique, representante de Unicef en Guatemala, calificó los efectos de esta situación para el desarrollo de los niños como de "una condena a cadena perpetua", ya que "compromete su salud, la capacidad de aprendizaje y el crecimiento".

Manrique apuntó como causas a que más de 60 por ciento de las familias no disponen de recursos suficientes para adquirir la canasta básica de alimentos, al limitado acceso de la población rural a los servicios de salud, agua potable y saneamiento, y a la escasa educación de los padres.

También esta situación se debe "a factores estructurales, como son la limitada inversión social, la pobreza extrema y la marginación social", explicó.

Además, Manrique señaló que algunos proyectos exitosos, como la fortificación del azúcar de producción nacional con vitamina A, están amenazados actualmente por el libre comercio, que introduce el producto no fortificado del exterior.

En el último año, el gobierno de la conservadora Gran Alianza Nacional ha comenzado a incluir en la agenda de políticas públicas el problema de la desnutrición.

En 2005 se creó la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan), encargada de la planificación de las acciones de mejoras al respecto y de la coordinación entre las diversas instituciones, organizaciones no gubernamentales y la cooperación internacional

Andrés Botrán, responsable de la Sesan, expresó a IPS que la desnutrición es "un desafío de Estado" y que, "para que las políticas públicas tengan éxito, se debe involucrar a la sociedad". Para ello se formó el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional, que incluye a siete representantes de la sociedad civil.

La Sesan presentó en julio el Programa para la Reducción de la Desnutrición Crónica, que cubre 41 municipios y se enfoca en la cuestión de la sanidad y en la educación en salud reproductiva que, según Botrán, reducirá a la mitad la desnutrición en los próximos 15 años.

También se ha desarrollado un alimento complementario gratuito, el Vitacereal, que cubre actualmente a más de 40.000 niños de seis a 36 meses y a 13.000 madres gestantes y lactantes.

Sin embargo, Manrique indicó que para lograr un impacto importante sobre la actual tasa de desnutrición crónica, sería necesario que estos programas cubriesen a más de 170 municipios y a una población de más de un millón de niños y niñas, para lo cual hace falta mayor presupuesto.(FIN/2006)



 

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